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domingo, 17 de abril de 2011

Michele Alboreto: "Sueños de niñez" (Parte 1)

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Desde temprana edad un estrabismo congénito obligó a Michele a usar unos gruesos anteojos hasta su adolescencia. Bajo esa apariencia reservada y tímida, nadie imaginaba que algún día llegaría a ser piloto de Fórmula Uno.


Michele nació en Milán dos días antes de la navidad de 1956, su padre era oriundo de Friuli y su madre de origen libio, eran una familia modesta. Seguramente las historias sobre Nuvolari, Ascari y otros alimentaron el sueño del pequeño Michele. Hasta los trece años, cuando el joven milanés tuvo una motocicleta con la cual participaba de competencias de motocross, y en ella solía viajar al autódromo de Monza para ver a sus ídolos en acción. Es más, los colores de su casco son en homenaje a uno de ellos, Ronnie Peterson.

Su determinación por llegar a pilotar coches de fórmula le hicieron vender su moto y echar mano a sus ahorros producto del trabajo en un taller y así adquirir un coche de la Fórmula Monza, haciendo su debut en dicha categoría en 1976 bajo el alero de la Scuderia Salvatti. Allí hizo escuela durante dos años y prosiguió en la Fórmula Italia.

Alboreto demostraba tener talento y contaba con el apoyo de sus amigos dentro de la categoría. Al final de temporada logra su primera victoria, consiguiendo además el cuarto puesto en el campeonato lo que le abrió paso hacia la Fórmula 3 Italiana logrando el subcampeonato en su primer año, detrás de su compañero de equipo Piercarlo Ghinzani, con victorias en Magione, Misano y Enna.

Arrojo, excelentes reflejos, audacia para atacar a los rivales en lugares difíciles para adelantar y un espíritu de lucha indomable, eran características que le valieron el apodo de "el cazador" al momento de ganar el campeonato europeo de F-3 en 1980. Cuatro victorias a bordo de un March Alfa Romeo con el que superó a pilotos como Boutsen, Alliot y Corrado Fabi, su coequipo.

La F-1 estaba muy cerca, sólo era cuestión de tiempo. Mientras participó con el equipo Minardi en la F-2 y fue piloto para el equipo oficial Lancia en algunas pruebas del Campeonato de Marcas consiguiendo tres segundos lugares. En 1981 participó por primera vez en Le Mans y logró en un meritorio 8º lugar y además ganó las 6 horas de Watkins Glen junto a Patrese, mientras en F-2 triunfó en Misano siendo octavo en el torneo.

La carrera deportiva de Michele era totalmente ascendente y la oportunidad de correr en F-1 se la daría Ken Tyrrell. "No es Stewart, ni Peterson, ni tampoco Scheckter, pero es una mezcla perfecta de los tres.", declaraba el dueño del equipo británico. Tyrrell había perdido el rumbo y no era el equipo de sus inicios, pero representaba la oportunidad que Michele había soñado y sabía que podría no haber una segunda y debía aprovecharla.


"No quiero sonar presuntuoso, pero planeaba mi llegada a la Fórmula 1, podría hacerlo o no, pero esos eran los pasos a seguir.."

Su debut fue en San Marino abandonando a mitad de carrera por fallas mecánicas, su mejor posición sería un noveno lugar en Zandvoort, en el GP de los Países Bajos. La siguiente temporada, siempre en Tyrrell, Michele ya comenzaría a destacar como un piloto que podía canalizar de manera positiva su estilo furioso de conducir, haciéndose más fuerte y sin dejarse rendir, lo que le llevaba a ser más rápido sobre la pista.

Cuando la temporada de 1982 llegaba a su fin, se disputaba por segunda vez el Gran Premio de Las Vegas, los ojos estaban centrados en la definición del título, Rosberg ya prácticamente lo tenía en sus manos, pero existía una posibilidad aún para John Watson. Alboreto ya había obtenido un podio en Imola y tres cuartos lugares en otros Grandes Premios.

En prácticas lograba su mejor posición de largada de todo el año, tercero, detrás de los Renault turbo de Prost y Arnoux. El Tyrrell era impulsado por el motor Ford Cosworth, en una época en que los turbo comenzaban a primar en la categoría. Tras la largada Cheever lo igualó, pero Alboreto evito la colisión con el Ligier y mantuvo su posición.

Luego del abandono de Arnoux, sobrepasó al Renault de Prost y cruzó victorioso la meta anotando además la vuelta más rápida en carrera, subiendo al podio para recibir el beso de Diana Ross.

Algo que podía parecer inesperado, sólo fue la confirmación del talentoso piloto italiano, que al año siguiente repitió en suelo norteamericano, esta vez en Detroit, la que sería la última victoria de Tyrrell y del clásico motor Cosworth. En el otro frente, lograba tres victorias con Lancia en los 1.000 kms de Silverstone, Nürburgring y en Mugello.



Entonces llegaron las ofertas de McLaren y Ferrari, para un piloto italiano la elección parecía obvia, desde 1973 que Enzo Ferrari no elegía un piloto de su misma nacionalidad para su Scuderia, el último había sido Arturo Merzario. Ferrari ya lo pretendía en su equipo desde el año anterior.

"Lo elegí porque es un luchador nato. Es un hombre de punta, a quien le fastidia tener coches delante de él. Tiene decisión y coraje y, además, una gran sensibilidad para conducir un auto. Michele es de los pilotos que atropella para alcanzar los primeros lugares." (Enzo Ferrari)

Alboreto confesaba nunca haber sentido tanta alegría y sorpresa cuando Marco Piccinini le llamó. "No había que pensarlo dos veces. Correr para Ferrari es lo mejor que le puede ocurrir a un piloto."

En 1984 se subió al Ferrari Nº27, número identificado con Gilles Villeneuve para los tifossis, pero Michele decía que un número no hace al piloto. Junto a René Arnoux, con quien llevó una cordial relación, enfrentaron la temporada que sería dominada por McLaren, no obstante ya en su tercer GP por Ferrari, Alboreto ganó en Bélgica después de 18 años desde que un italiano sobre un Ferrari, Ludovico Scarfiotti, había conquistado el triunfo en el GP de Italia de 1966.





W.Araya C.
Fotos: Deporte Total, Sutton y Archivo Museo F-1 GP.

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