Chileno de pies calientes.
La vida de Salazar transcurrió entre Argentina y Chile, volvía cada tres meses a ver a su familia, a su madre, que lloró cuando partió, a su padre, que lo apoyaba a pesar de haber postergado Eliseo los estudios, y a ver a su polola chilena, a quien definía como "Mi mejor hincha, quien me acompaña a todas las carreras y con quien espero casarme pronto". Pero el deseo de aventura lo hacía poner sus miras en Europa y en llegar a pertenecer al selecto grupo de pilotos en Fórmula Uno. Luego de ser campeón en Argentina, Salazar partió a Europa, invitado por Fred Opert, quien era dueño de un equipo precisamente de Fórmula 1 y de otro en la Fórmula 3. Opert seguía muy de cerca la carrera del chileno.
En Marzo de 1979 Eliseo llegó a Londres, pero el equipo que mostraba interés en él ya había contratado a sus pilotos para la temporada, su ánimo no decayó y su empeño lo llevó más tarde a Thruxton, sede de numerosas prácticas y carreras de automovilismo, allí se topó con nombres como Prost, Mansell, de Cesaris, Johansson, entre otros. Al concluír la competencia "hizo dedo", por si alguien podía llevarlo de vuelta al hotel, hasta que se detuvo un Alfa Romeo rojo, el conductor?, Nelson Piquet, por entonces ya piloto de F-1. La historia cuenta que Salazar mostró a Piquet una revista, en ella aparecía una entrevista al propio Salazar cuyo título decía: "Quiero hacer lo mismo que Piquet." El brasileño lo presentó entonces en el Team Ralt, correspondiéndole a Eliseo el honor de hacer debutar el mítico chasis Ralt RT-3. Una vez hechos los test correspondientes, Ralt contrató al chileno y en pocos días Eliseo Salazar estaba corriendo en la F-3 inglesa.
No completó la primera carrera en que participó, debiendo abandonar. Días después, en una clasificación en Silverstone, hizo el segundo mejor tiempo, superando incluso a Nigel Mansell. Su arrojo al volante le hizo ganarse el apodo de "El chileno de los pies calientes". Sus cualidades de piloto quedaron de manisfiesto rápidamente y al año siguiente, prosiguiendo su ascenso meteórico en el automovilismo, escaló a la Fórmula Aurora, la segunda serie más importante por aquellos años luego de la F-1 en Europa, trás recibir una oferta del equipo RAM. El sueño de la Fórmula Uno se sentía cada vez más cerca.
W. Araya C.
Fotos: Revistas "Estadio", "Deporte Total" y Diario "La Tercera".
No hay comentarios:
Publicar un comentario